martes, 23 de septiembre de 2008

¿Quien dijo crisis?




Al despedirse de sus jóvenes compañeras de curso no pudo evitar echarles un vistazo analítico. Menos Carolina, todas las demás tenían un polvo, algunas de ellas más de uno, y Feli..., bueno, Feli en otros tiempos habría sido un objetivo a batir, ¡como estaba de buena la chiquilla!


“Puñetera crisis”.Ahora no podía ni permitirse pensar en echar una canita al aire.
Los tiempos en que sacaba a sus amantes a cenar, las paseaba en el descapotable y dormían en los mejores hoteles, habían terminado.



Todo sucedió poco a poco. Cuando empezaron las estrecheces tuvo que abandonar la fea costumbre de ligar con todas, tuvo que limitarse a lo ya conquistado.
Las cenas y paseos fueron haciéndose mucho más espaciados en el tiempo. “Es increíble como el aumento de precio de los alimentos básicos puede influir en las facturas de los restaurantes de moda, ¿en que narices están pensando esos chinos y esos hindúes? ¿Es que no pueden seguir comiendo tan poco como antes?” Tuvo que dejar el descapotable en el garaje y coger el Smart de su mujer. En muy poco tiempo los paseos desaparecieron, no es lo mismo, claro.



La relación entre el coche paseante y las mujeres paseadas es muy curiosa, a mayor calidad del descapotable mayor numero de mujeres, y sin embargo, con menor calidad del vehiculo el numero de mujeres desciende de golpe. Las curvas en un grafico no son equivalentes, no se recupera el numero de mujeres que se tenia, con un vehiculo digamos de tipo medio-alto, cuando has llegado a disponer de un vehiculo digamos de tipo alto-alto. Estuvo mucho tiempo meditando escribir algún libro con estos conocimientos adquiridos, pero la crisis siguió evolucionando (a peor, claro) y necesitaba el tiempo para otras cosas más urgentes.



Sus amantes y amigas cariñosas fueron disminuyendo gradualmente, primero se despidieron las que no tenían domicilio propio (individual) ni dinero para pagar habitaciones (modestas) de hotel, tuvo que despedirlas él con gran dolor de su corazón para que no le doliese la cuenta corriente. Más tarde se despidieron las que tenían dinero para habitaciones de hotel, pero no tanto como para andar haciendo el canelo. Estas mujeres liberadas lo que son es muy egoístas.
Aquellas a las que les sobraba el dinero también desaparecieron, lo que ya no podían permitirse era que las viesen con alguien que empezaba a comprar camisas que no eran de marca, de modo que solo quedaron las tres o cuatro que disponían de casa propia.



Al tener tanto tiempo libre, ya que sus amistades se habían reducido notablemente del mismo modo que el trabajo, comenzaba a pasar demasiado tiempo en casa de sus fieles compañeras. Esto no resultaba admisible, así que comenzaron a serle infieles (más que antes) y terminaron retirándole sus llaves del llavero.
Se quedo entonces solamente con la más fiel entre las fieles, la que siempre le miraba con ojitos tiernos (además de lascivos), con su amorcito, con su amante. Realmente se quedo con su Amante, la que en las coplas más conocidas se conoce como “La Otra”.
Esto, francamente, empezaba a deteriorar su estatus (¿más aún?). No por la mujer, un cañón de mujer, si no por el hecho de aburguesarse tanto como para solo tener esposa y amante, o sea, una esposa nada amante y una amante a la que no le habría importado convertirse en esposa. Pero la crisis es la crisis, y hay que adaptarse a los nuevos tiempos para sobrevivir.



Repartía como podía su tiempo entre su casa y la casa de su amante, nada de salidas y restaurantes finos, mucha fabada y mucho cocido, y para cenar ensaladitas de lechuga y tomate, si había suerte, alguna vez con una latita de “Isabel” por aquello de las proteínas que necesita “mi tigre”.
La cosa se sobrellevaba, pero la crisis no mejoraba, hubo que prescindir de los preservativos caros, con sabores, con estrías, con retardantes, y usar los de toda la vida. Y comprados a los chinos, así que vete tú a saber. Pero todo lo que puede empeorar, empeora. Hubo que cambiar los preservativos normales por plegarias a San Anton, algunos cirios en La Almudena los domingos y fiestas de guardar, y confiar en la naturaleza que es sabia y convierte en perezosos a los espermatozoides estresados. A esto su amante no puso grandes pegas, quizás con un heredero (heredero, ¡Dios mío!, ¿de que?) cambiase su estatus y pasase de ser “La Otra” a ser la principal.
Puso ya algunos malos gestos en su lindo rostro cuando hubo que hacer otros cambios, por ejemplo empeñar las esposas de plata y cambiarlas por cintitas de plástico de la ferretería, que dan un puñado muy grande por muy poco dinero (vamos, que son baratas y ya esta). Las pincitas de plata para los pezones también acabaron en la Plaza de Celenque, en el Monte de Piedad. Allí no preguntan, todo lo más te ponen caras raras, ellos lo pesan y si no esta roto te dan un dinerito a cambio. Los trajes de cuero, y demás juguetería hubo que subastarla en E-bay, al principio como lote, después pieza a pieza. Algo se sacó. Las joyas que le había regalado, sin embargo, eso no fue posible venderlo, desgraciadamente se las había llevado a casa de su madre y esta, con Alzheimer, no recordaba donde las había puesto.



No hubo grandes problemas con todo esto, a falta de vicio siempre quedaba el amor puro y verdadero que se profesaban. Cuando él apareció con un consolador artesanal, hecho por él mismo con un palo de escoba, una navaja y sus manitas, ella sí puso una cara extraña. “Para sustituir el que hemos perdido” dijo él, claro que este era mucho mas estrecho y no tenia ningún tipo de curva, no era ergonómico. Pero el amor es como es, ella aceptó el regalo, y se lo devolvió de muy malas formas cuando el barniz barato (de los chinos también) que le había aplicado para que fuese mas deslizante le provocó terribles erupciones internas. Empleó toda una semana en retirar hasta la última molécula de barniz, y tres semanas más en ser perdonado. Cuando volvió a acceder al nidito de amor, no se le ocurrió otra cosa que decir: “que he pensado que como es estrechito..., es perfecto para penetraciones anales” La verdad que el ser penetrado por ella con el palo tallado de la escoba mejoró sus relaciones, se le veía cara a la mujer de estar pasándolo bien cuando bailaba la “mayonesa”. No pasa nada, a todo se acostumbra uno, y si hay que acabar llevando un corcho de cava Freixenet Cordón Negro en cierta parte, pues se lleva. Para una amante que nos queda no se va uno a andar con remilgos tontos, además, como ya no se puede ir al gimnasio, pues nadie va a ver el tapón.



Pero la relación definitivamente se rompió cuando volvió a regalarle lencería, ropa intima. El gustaba mucho, cuando la crisis no existía, de regalar joyitas, flores, bombones y ropa interior, mucha ropa interior. Esta vez, la primera crisis surgió cuando se dejó caer con un paquete de tres tangas por un euro (no, de los chinos no, del Carrefour), comprendió que no iba por buen camino.
Hubo una posibilidad de arreglo cuando decidió regalarle una prenda única, única por que la había diseñado y fabricado (no podríamos decir que confeccionado, de verdad que no) el mismo. En una cajita de La Perla robada del Corte Ingles (en las cajas de cartón no ponen alarmas, ¡pardillos!) metió su obra de arte. ¡Lastima que usase nylon de pescar para las costuras!, por que el diseño, totalmente asimétrico, no era malo, posiblemente ella hubiese perdonado que cada agujero para las piernas fuese diferente y que no se sujetase en su sitio, pero el no haber matado los cabos de los hilos fue la gota que colmó el vaso, esos arañazos tiene difícil perdón.

No tardó en verse solo y abandonado, sin dinero, sin trabajo, sin mujer, sin amantes ni amigas cariñosas, sin coche incluso, solo con un abono de transportes de Zona A que ni siquiera sirve para los autobuses turísticos descapotables.
Pero para los hombres con iniciativa, para los tiburones del parquet, no hay desdicha que no se convierta en un reto. Siempre nos quedará el Inem y sus cursillos milagrosos.
En la cola del paro pudo ver la luz que ahora mismo guía su camino “Curso de Corte, Confección y Patronaje Industrial, 300 horas lectivas”
Lo conseguiría, estaba deslumbrando a sus profesores y sus compañeras le miraban con envidia y admiración. El año que viene seguro que su primera colección de ropa interior que se iba a llamar “Girls Nigth Fever” seria la sensación de la “Madrid Cibeles Fashion Week”, volvería a estar rodeado de mujeres guapísimas, pero antes que nada se beneficiaria a la “Feli”, ¡como estaba la Feli!



Crisis, ¡quien ha dicho crisis!

No hay comentarios:

Publicar un comentario