domingo, 18 de enero de 2009

No hay cita rara.


-¿Teníamos que quedar aquí?
-Es que me gusta impresionar a las chicas.
-Pero yo no soy una chica, ¿acaso te piensas que si?
-No, no, ya se que no lo eres, es suficiente que lo sea yo.
-Espero que si lo seas. Yo no quedo con chicos.
-¿Quieres comprobarlo ya? No vivo muy lejos.
-No sé. No me fío. Tendríamos que conocernos más.
-Dame la mano.
-¿Para qué?
-Sí que eres desconfiado, sí.
-Toma.
-Mira. Estoy mojada.
-Tú no te lavas mucho. ¿Verdad?
-Nunca en la primera cita. Me gusta dejar un penetrante recuerdo.
-Sí que huele, sí.
-¿Quieres tocarlo otra vez?
-No, realmente ya me ha bastado. No quisiera que se me despellejase la mano. Quizás deberías usar ropa interior. Ahora ya entiendo el olor que había al llegar.
-No quería que te perdieras. Pareces tan simpático.
-¿Sabes? Ese olor no me excita, casi me voy a ir.
-No puedes.
-¿Por qué?
-Por que sí te excita. Sabes que vamos a hacerlo aquí mismo.
-No creo. Pareces un poco cochina.
-No lo soy, solo te estoy enredando.
-Yo no me dejo enredar, tengo muchas escamas. ¡Qué haces! No me toques.
-La tienes dura, y yo estoy mojada. Vas a hacérmelo en nuestra primera cita.
-Está dura a mi pesar. Yo soy muy limpio.
-Por eso está dura.
-No me toques más.
-Bueno, pues desabróchate tú y sácala tú. Yo no la toco, solo la chupo.
-Si te piensas que te voy a devolver los chupetones estás muy equivocada. No sería capaz de acercar mi nariz.
-No te estoy pidiendo nada.
-Te dejo que me la chupes.
-Gracias.

-Nunca se la habían tragado entera. Eres una garganta profunda.
-¿Te ha gustado?
-Francamente sí.
-Quítate los pantalones.
-No, gracias.
-Siempre dices no y luego es sí. No pierdas más el tiempo. ¿Traes preservativos?
-Solo es una primera cita, no pensaba tener que utilizarlos.
-Ya me lo temía yo. Toma alma candida.
-Voy a usar dos si no te importa.
-Si eres capaz de meter uno dentro de otro a mi me da igual.
-Es que me da reparo. Debe estar muy sucio.
-Tú sabrás. Yo me voy a agachar y tu te vas a aprovechar de mi, si te gustan los culos puedes también usar el mío.
-¿Esta tan limpio como el “oloroso”?
-Estará aun más oloroso.
-¡Que asco!
-Tú mismo.
-Por cierto, si necesitas ayuda para entrar por la puerta de atrás puedes usar esto.
-¡Pero esto son bolsitas de Ketchup!
-¿Que más da? El caso es que resbale. Las he cogido a la hora de comer, pensando en ti.
-Eres una asquerosa.
-Puede, pero tú estás con los pantalones bajados y no parece que te vayas a ir. ¿No es cierto?
-Date la vuelta, cerda.
-Hasta el fondo, ya sabes, por donde quieras. Quiere por todas partes, si te atreves.
-Ahora verás.

-Joder, ha sido asqueroso del todo. Mira como tienes el culo, todo lleno de tomate sucio.
-¿Eres tonto? ¿Cómo quieres que me mire el culo? Pero veo que te ha gustado, eso se está empinando otra vez.
-Debe ser una reacción alérgica. No me lo explico.
-Me parece que voy a terminar de endurecerlo.
-No me vayas a poner eso, coño, ¿pero como se te ocurre?
-Me gustan las salchichas con Ketchup. Ven aquí, finolis. No voy dejar ni rastro.
-Ya lo puedes dejar bien limpio.
-Ahora verás.
-¡Ahhh!. ¡Puta!. No me metas tomate por el culo.
-¿Te ha dolido?
-No. Pero no soy maricón.
-Pues cierra el pico mientras chupo y te meto el dedo. Si tienes alguna queja me paro.

-Vaya, tienes reservas todavía. Parece que no te ha desagradado del todo.
-No.
-No te avergüences, eso no implica que seas maricón, tigre.
-Pero no puedo ponerme los calzoncillos.
-¿Me estas pidiendo que te limpie?
-¿Te importa?
-Por supuesto que no.

-Oye, parece que se te endurece con facilidad.
-Generalmente no es así.
-Parece que vas a ser un poco cochino después de todo.
-No, no lo soy, me gustan las cosas muy limpias y me refiero a las cosas que chupo y donde la meto.
-Yo soy muy limpia, pero ya te he dicho que en la primera cita me gusta ser muy “natural”
-Esto no ha sido natural, es un poco repugnante.
-Ya lo veo. Creo que todavía podrías hacer un esfuerzo. ¿Otros dos preservativos?
-Me apaño con uno.
-Bien dicho.

-Deberíamos irnos. Hace rato que han cerrado.
-Bueno, pero yo ya estaba tan a gusto. No huelo nada.
-A ningún cochino le huele su porquería.
-La porquería es tuya.
-Ahora es compartida, no le has puesto muchas pegas.
-Es cierto, me has llevado al huerto.
-No es un huerto, es un vivero. ¿Quieres llevarte alguna plantita de recuerdo?
-No podría llegar con una maceta a casa. Mi mujer se mosquearía.
-Si podrías, pero tú sabrás.
-Déjalo, muchas gracias. ¿De verdad también citas aquí a mujeres?
-Claro, amor. A mi gusta conocer todo tipo de gente. Y para eso el vivero es mío.
-¿Cuándo volveremos a vernos?
-¿Tú estas loco? Yo no salgo con gente tan cochina como tú. Te he dicho que soy muy limpia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario