jueves, 24 de mayo de 2012

Espárragos y religión hacen mala combinación.


                                    


Wendy, rubicunda moza de buen ver y largas trenzas, paseaba por el campo buscando espárragos cuando tras una curva del camino se encontró al joven lama Isanpg Gpnasi meditando junto a una roca.


Curiosa por la solitaria e inmóvil figura se acercó a observar.

- ¿Qué haces aquí?- Preguntó al monje.

- Medito para aumentar mi sabiduría.- Contesto este.

- ¿Y como eres de sabio ahora mismo?

- Estoy al nivel de una hormiga.

- Ese no es un gran nivel- Afirmó la mujer desde la contundencia de sus conocimientos- ¿En que consiste esa meditación que no te lleva muy lejos?

- Básicamente, dudo.

- ¿Dudas?

- Sí, dudo de lo básico y busco otras explicaciones.

- No me extraña que te quede para llegar a sabio. Ya que vives en el campo, dime, ¿conoces al menos algo de las plantas silvestres comestibles?

- ¿Que quieres saber?

- Busco espárragos grandes y gruesos para saciar mi apetito, ¿donde podría encontrarlos?

- Hay espárragos por todas partes, ¿por qué los quieres tan grandes y gruesos?

- Hazme caso, mejor grandes.- Insistió ella.

- ¿Qué es lo más sabroso del espárrago, mujer?

- La punta, sin duda. Todo el mundo lo sabe.

El monje continuó su razonamiento. – Y todo el mundo sabe también que el tronco suele ser muy fibroso y se desperdicia casi todo.

- Los mejores espárragos son grandes, con una hermosa punta y un suave tronco, y con lo que no se desperdicia se disfruta una delicia. ¿Sabes o no sabes donde puedo encontrar espárragos como esos?

El joven lama, entró en un estruendoso silencio, y como una aparición de luz divina, de entre sus ropajes asomó un espárrago que comenzaba a levitar.

Mirando fijamente a los ojos de la muchacha, sonrió con beatifico gesto y comentó:

- No te fíes nunca de un monje dudista.

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