miércoles, 11 de febrero de 2009

(CAPITULO 1 – I)


Al entrar notó el agradable olorcillo de las lentejas recién hechas y, naturalmente, que su mujer no estaba.
Volvería dentro de un rato, justo a tiempo para darle un beso, meter los platos en el lavaplatos y salir a recoger a los niños del campamento de verano en el colegio.
¡Su mujer estaba liada con la vecina del tercero!
Contaba con ello para que no le viese llegar hoy, ya que había conseguido aparecer a la misma hora de siempre. Palillo llegaba tarde todos los días. En la sucursal salían a la hora que salían, bastante hacía con ir a casa a comer, los empleados solteros comían todos fuera.
Metió la ropa en la lavadora, se dio una ducha rápida restregándose bien y se dispuso a comer con toda la inocencia que fuese capaz de disimular.
Cogió el mantel y lo colocó sobre la mesa, después cubiertos, vaso, una jarrita con agua y la panera. Se sirvió en la cocina un buen plato de legumbres con chorizo y panceta y lo llevó al comedor.
Silencioso, se sentó a comer con la mirada fija en la cortina de enfrente reflexionando sobre lo acontecido. La televisión, encendida cuando llegó, seguía igual.
Al terminar retiró los platos que colocó en el fregadero, les dio un chorreoncito de agua para evitar que la porquería formase costra; retiro la jarra que llenó nuevamente y metió en la nevera; quito la panera que puso en su sitio; quito el mantel que dejo primorosamente doblado con todas las migas dentro; y se retiro él a su despachito.

Jacobo Palillo era interventor en una sucursal de La Caixa no muy alejada de su casa, no tardaba más de veinte minutos en llegar.
Con su calva de toda la vida y su bigote frondoso daba bien la imagen para su trabajo cotidiano, y además le servia de disfraz perfecto para su doble vida. Por que Palillo era poeta, y lo mantenía oculto.
De complexión fuerte pero no muy alto, Palillo se convertía en otro hombre cuando la pantalla de su ordenador se encendía. Pero no siempre había sido poeta, esto era un descubrimiento reciente.
Mientras los iconos se iban definiendo y el antivirus hacía su función se acordó del día que inició su doble vida.

Después de la enésima discusión, tomó su decisión y era definitiva, este matrimonio era un fracaso absoluto, una farsa, e iba a escapar de esta muerte en vida. Por eso ahora, con un cosquilleo de curiosidad y de expectativa, completaba el cuestionario de la página de contactos. Sin ningún tipo de remordimientos, mas bien como una especie de desafío.
“Te vas a enterar, te piensas que soy un medio hombre, sin atractivo, simplemente tu sistema de manutención, incapaz de provocar en ti cualquier sentimiento de atracción física. Ahora veras el montón de mujeres que no pensaran como tú.”
La página, que había rellenado a trozos durante las horas de navegación buscando porno con que matar los ratos de aburrimiento, estaba siendo contestada pregunta a pregunta, poniendo el máximo de interés en cada una de ellas y procurando responder con la máxima sinceridad.
“¿Cuantas mujeres no estarán deseando conocer a alguien como yo? -Casado, interesante, aburrido de una vida sin sexo, físicamente bien conservado, culto, con buena conversación.- Quizás para un pagina de contactos no resulte muy atrevido, pero es sincero. Habrá muchas mujeres en una situación parecida a la mía, seguro. Y ahora a buscar mujeres que respondan a mis necesidades. ¡Aja!, ¡Cómo no!, Fíjate que lista, inacabable, y estas fotos..., ¡si están formidables!”
Esa misma tarde, dejando a un lado el trabajo que podría terminar al día siguiente, mandó no menos de 20 mensajes, originales, uno distinto a cada mujer, dejándose llevar por su inspiración aunque algo perdido.
“Tendrán que reconocer que les escribe alguien que merece la pena, claro que me parece que con esta ultima he sido un poco fuerte, pero es que con la anterior el mensaje lo podría haber enviado algún misionero y no se notaria diferencia alguna. Bueno, ya se vera que tipo de mensaje tiene mas éxito.”

“Así empezó todo”, se sonreía ahora. Naturalmente todos los mensajes de ese día fueron un fracaso. Para que la cosa empezase a funcionar tuvo que pasar algún tiempo. Pero llegaron los primeros éxitos en los chats.
El primero de todos Hadita
-Puff....
-Puff, ¿Por qué Puff? ¿Te has equivocado?
-No, es que estoy buscando a mi marido.
-¿Cómo que tu marido? ¿Se ha perdido?
-No. Es que he descubierto que chatea por aquí y quiero averiguar con quien.
-Conmigo te puedo asegurar que no, de momento.

“Así entro Hadita en mi vida. Estrenaba yo programa de encuentros para solteros y andaba descubriendo que también era multiusos para casados. Después de algunos chats increíbles: con una motera que poco más que me escupe virtualmente a la cara por ser casado, una operada a corazón abierto con depresión y prácticamente enclaustrada en casa con un marido del que estaba separada haciendo enfermero, algunas conversaciones más normales con una directora de banco en Canarias, o una antigua colega de los conciertos de la movida; apareció ella. Tan sencilla, tan normal, tan simpática y con ese nombre tan, ¿indescriptible? Pues con su origen en la guerra civil, creo, alguien conocieron sus padres con ese nombre y les gustó. Hadita López, para servirles. ¿También los apellidos iban a ser increíbles? Naturalmente que no.”
“Y Raquel... Raquel apareció mas tarde, le gusto mucho la introducción que puse en mi perfil:
Tu situación sentimental está estancada, tu vida actual no te aporta nada en este aspecto, te asfixias en lo cotidiano y te gustaría tener una vía de escape que le aportase algo de chispa al "día a día" y te hiciese ir con una sonrisa en la boca de la que nadie más que tú conociese su origen. ¡¡Conozco muy bien esa sensación!! Pero no quieres un "aquí te pillo, aquí te mato", ni relaciones huecas que te dejen aun más vacía. Necesitas complicidad, sentido del humor (¡otra vez la rutina, no por favor!) y ante todo, sea cual sea el grado de la relación, sinceridad y confianza mutua. Pues ¿que quieres que te diga?, pero estamos hechos el uno para el otro y en estos momentos nos necesitamos un montón, ¿No crees?
Tenía mucho movimiento esa página de encuentros. Realmente en esos momentos yo me sentía bastante como reflejaba mi texto. Me quedó con bastante pinta de anuncio de posguerra, pero a ella le pareció que también reflejaba perfectamente su situación sentimental y que yo era una especio de Rodolfo Langostino, con mucha experiencia en esto de ligar con mujeres por Internet. ¡Menos mal que pronto se dio cuenta de su error!”
“O Mariana…, mi querida Mariana, perteneciente a una larga estirpe de artistas, bueno, en realidad no tan larga, pero que comenzó en su abuelo. Ella llegó a mí por el otro camino. El camino torcido del vicio. Otra pagina de encuentros en la que deposite mis máximas esperanzas de encontrar sexo terapéutico. Esta web iba claramente a por todas, una pagina para encuentros sexuales, ¡que bicoca! Fue mi primera opción, sexo con gente que quiere sexo. Sencillo y obvio. Al mes de no recibir ni una contestación a mis mensajes, me apunte a la otra en que aparecieron Hadita y Raquel. Sexo, si tan faltos estamos todos según parece, ¿por qué nadie se anima?
Al menos Mariana me hizo una seña, y cuando le conteste con un mensaje, ¡caramba!, me lo devolvió.
Y así fuimos escribiéndonos y conociéndonos. Teníamos cosas en común, lesiones en común. Los huesos de los cuarentones ya no resisten tan bien los golpes. Todo lo que me contaba me resultaba increíble y apasionante, era la reina de la mala suerte, parecía algo pirada, pero en realidad era un espíritu libre en horas bajas.”
Las recordaba, y la sonrisa bajo su bigote crecía. El ordenador estaba definitivamente operativo. Todo su éxito consistió en varias citas, inocentes, casi de quinceañeros, y en tomar algún café o alguna hamburguesa.

“Pero ¿y lo de hoy?, ¿donde dejamos lo de hoy?, ¡joder!, ¡joder! ¿Qué sentido tiene? ¿Para que haría yo caso a esa mujer?”

(Continuará...)

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