martes, 5 de junio de 2012

Exposición de motivos.




O sea que sí. Que finalmente vamos a hablar de política y de religión.

Este blog nació en una página de encuentros sexuales furtivos, después salió a la luz dejando dentro de la página “porno” los textos menos “visibles”, y había mantenido hasta ahora el carácter erótico-festivo de su origen. Pero el grado de hartazgo de este monje dudista ha llegado a su colmatación y ya desborda fuera del recipiente de su paciencia.

Una cosa os advierto, si sois de lo vais por la vida con un sello en la frente para que se reconozca a que grupo pertenecéis “progresista, conservador, socialista, popular, nacionalista, católico, musulmán o incluso indignado” este sitio no os va a gustar. Llevar el sello puesto significa que te sientes cómodo cuando te dicen lo que tienes que pensar, comentar o como vivir, puedes pensar hoy una cosa y mañana otra contraria por que la voz que dirige tu grupo decide que conviene hacerlo. Esta página es para los que piensan hoy una cosa y mañana otra contraria por que son suficientemente lucidos y libres como para poder hacerlo.

Hemos llegado a un punto de nuestra sociedad en que hemos de tomar decisiones individuales para salvarnos como colectivo. No sabemos aún cual es el camino y debemos averiguarlo, pero está muy claro que quienes nos han llevado a este punto no son quienes pueden sacarnos del agujero.

Política, religión y avaricia en los negocios están destrozando nuestro mundo.

Dejamos la solución de nuestros problemas en manos de los políticos cuando la inmensa mayoría de ellos son políticos por que son incapaces de ganarse la vida de otra manera y los que los sí lo serían se hallan ensoberbecidos por el poder y a él rinden toda su actividad, los votantes solo somos el modo de mantener su forma de vida, y nos cuentan lo que haga falta, y nos ocultan lo que haga falta con tal de que ellos tengan su sopa de oro.

Cuando nuestros problemas no se resuelven, recurrimos a la religión o sus sucedáneos anticlericales, que a cambio de consuelo nos dicen como hemos de vivir, como hemos de pensar y como debemos obligar o sugerir a los demás que lo hagan. Cuando caemos en esto, nuestro sello de la frente no está ya impreso en tinta sino grabado a fuego.

El mundo gira gracias a la actividad económica, trabajamos, ganamos dinero para gastar, y seguimos trabajando para ganar el dinero que nos permite vivir y con suerte disfrutar. Eso está muy bien pero, ¿donde están los controles que impiden que esa actividad se realice a costa de las personas? Explotación, engaño, abuso, destrucción.

Cuando estas tres pestes se entrecruzan, todos salimos perdiendo, ciudadanos, creyentes y productores (trabajadores, empresarios, profesionales, etc.).

Necesitamos otra cosa, y la necesitamos ya.

No podemos seguir manteniendo a una cantidad indecente de personas cuya única utilidad es apretar un botón en una votación o levantar una mano en una asamblea y que se reproducen como conejos a costa de nuestros impuestos, y cuyas ocurrencias nos cuestan dinerales.

No podemos confiar en religiones, o movimientos, cuyo interés es condicionar a sus seguidores a que piensen todos de un mismo modo y que provoquen el enfrentamiento, el desprecio y la indiferencia con los ajenos.

No podemos permitir que en la obtención de los rendimientos de cualquier actividad el beneficio de unos pocos se obtenga causando el perjuicio de todos nosotros o de uno solo.

Como no podemos cambiar el mundo de momento, al menos me voy a permitir denunciar todo lo que atente contra mi libertad, suponga un abuso, o resulte un engaño. Quizás si se quedan sin nuestro voto y no pueden manipularlo, quizás si los templos o antitemplos se quedan vacíos y no pueden adoctrinarnos, quizás si señalamos a los sinvergüenzas que se enriquecen con sangre, vayamos consiguiendo pequeños movimientos hacia otra cosa mejor.

Cada persona una forma de pensar, cada individuo su libertad. Ni manadas ni rebaños, y si el pensamiento de cada uno nos lleva en la misma dirección igual significa que hemos acertado.       

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