sábado, 9 de junio de 2012

La fiesta de cumpleaños




Todos estaban invitados al cumpleaños de Isanpg. La invitación era muy descriptiva, todos sabían lo que se podrían encontrar.

Pese a ser de noche la carretera estaba en buenas condiciones y las indicaciones eran precisas, un par de lamparitas a la entrada de la verja eran un reclamo suficiente para quién supiese que debía encontrar. La parcela no resultaba visible desde la carretera por encontrarse todo el vallado reforzado con setos de arizónicas, pero el interior no era demasiado espectacular, una vieja nave agrícola con una cubierta de chapa y muros de ladrillo con la pintura bastante vieja y desprendida en muchas zonas.

Los coches se dejaban por cualquier parte del terreno, este era bastante silvestre pero con la vegetación correctamente recortada.

La entrada a la nave era un gran portón con una pequeña puerta que también necesitaba repasos de pintura. Solo la puerta pequeña se encontraba abierta y a ambos lados una mujer y un hombre, bastante jóvenes, vestidos con túnicas anaranjadas y con el cabello rapado, recibían a los invitados sin decir una palabra.

Una vez traspasada la puerta el interior no se correspondía con una granja, era  un elegante salón de techos altos con una iluminación escasa, obtenida de múltiples puntos de luz indirecta, suficiente para apreciar todos los detalles.

En el salón existían diversas mesas iluminadas por grandes velas, unas tenían bebidas y comida, pequeños canapés y sándwiches fríos y bebidas sin alcohol; y otras tenían todo un inacabable surtido de juguetes sexuales, preservativos de fantasía y lubricantes de diferente origen, sabor y olor.

Al fondo del salón había una decena de puertas abiertas que daban paso a estancias con una iluminación tenue. Todos iban curioseando esas habitaciones, mientras la música de la sala mantenía un volumen que no impedía la conversación pero aislaba los grupos que se iban formando y dejaba el exterior de la nave en otra dimensión de la realidad.

La primera estancia era muy pequeña, apenas las paredes lisas y una banqueta de asiento mullido.

La segunda puerta daba paso a una especie de celda monacal con un pequeño camastro y todo un surtido de argollas fijas al suelo, al techo y a las paredes.

La tercera habitación era una sala de masaje con una gran camilla de tipo balinés, toda la decoración era de bambú y figuritas con velas de olores agradables eran prácticamente las únicas encargadas de la iluminación. 

La cuarta puerta se abría a un dormitorio típico de un hotel o de una vivienda cualquiera.

El cuarto número cinco tenía seis grandes literas con tres niveles cada una, era una habitación de gran tamaño, muy funcional, con un diseño muy robusto de los muebles pero con sabanas de seda de diferentes colores vistiendo cada cama.

A través de la sexta puerta se accedía a un cuarto con una enorme cama exagonal con dosel de ligeros cortinajes y espejo en el techo. Las paredes de la habitación sujetaban más espejos, todos visibles desde el lecho.

La séptima estancia era muy pequeña, pero estaba llena de perchas y estantes, y tenía al fondo otra puerta que al abrirla apagaba la luz y daba acceso a otra sala, esta absolutamente oscura, cuyo perímetro irregular se apreciaba por minúsculos puntos de iluminación junto al suelo que apenas daban brillo para descubrir unos pies que se situasen junto a ellos. Al tacto se apreciaba que suelo y paredes eran muy mullidos y suaves.

La octava puerta abría a una estancia que parecía un gimnasio de artes marciales, con todo el suelo recubierto de colchonetas, banquetas en los laterales con montones de toallas blancas y un columpio colgando del techo. 

La estancia numero nueve estaba llena de cojines de diferentes colores, tamaños y texturas repartidos por el suelo y pequeñas mesitas bajas de aspecto muy macizo, de madera tallada, estaban colocadas sin ningún orden por toda la sala, junto a camastros o butacones sin respaldo.

La décima puerta permitía el acceso a un amplio corredor oscuro con otra puerta iluminada en uno de sus laterales a mitad de su recorrido, esta puerta simplemente daba a una gran sala como un vestuario, con duchas, taquillas, sanitarios y todo tipo de utensilios de aseo personal. Al fondo del pasillo la luz trémula reflejada en la pared tenía su origen en una enorme piscina de escasa profundidad iluminada por debajo del agua, con mesas y hamacas en todo su contorno.

Los invitados recorrían todos estos espacios y sonreían o reían nerviosamente mientras charlaban entre ellos. Finalmente todos volvieron a la gran sala de entrada y volvieron a mirar las mesas de los juguetes donde al fijarse en las fustas y las esposas, los consoladores, los vibradores, las bolas, los arneses, los anillos, y otros artefactos de todo tipo, tamaño y color ya no los miraron tan asépticamente como al entrar. Alguno se atrevió a coger e inspeccionar alguno de esos artilugios de los que no llegaba a imaginar su modo de aplicación y a comentar con sus acompañantes.

Varios jóvenes rapados más, con sus túnicas anaranjadas, llevaban bandejas vacías de comida o bebida y las sustituían por otras llenas, encendían velas que se apagaban e iban entrando y saliendo de los cuartos para darles los últimos retoques, dejando las puertas cerradas cuando estos se encontraban con el grado de detalle requerido.

A las doce de la noche del día uno o las doce de la madrugada del día dos, tanto da, aniversario exacto de la llegada al mundo de Isanpg, las luces de la sala de entrada bajaron todavía más su luminosidad sin que se llegase a la oscuridad, la música aumentó su volumen sin llegar a ser molesta y se dio por iniciada la fiesta.

Tu estabas invitado, recorriste las salas y charlaste con tus acompañantes, pudiste tocar los juguetes si eran de tu interés o despertaron tu curiosidad. ¿Confesarías que sala o sala usaste, con quien o quienes (sin dar nombres, por favor) las compartiste, y si aprendiste o demostraste tu habilidad en la utilización de algún instrumento?

Para los que no quisisteis venir, teníais otras cosas que hacer o no os lo creísteis sabed que ese sitio existe, se llama Cluedo y se alquila por horas. El día tiene veintitrés y la semana ciento cincuenta y cuatro.

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