viernes, 29 de junio de 2012

No es sexi pero jode.




En un planeta muy, muy lejano, de la galaxia Waltdisney, en un pequeño país ocurrían cosas sorprendentes.

El trabajador castor, dueño de un sencillo pero siempre prospero negocio, dialogaba en el despacho del banco con la hiena de su director y le explicaba los planes que tenía para salir del apuro en que se encontraba.

- Mira, mis ingresos han disminuido mucho y aunque he disminuido también mis gastos estos son ahora algo mayores que el dinero que gano, así que necesitaría un pequeño préstamo que me cubriese esa diferencia durante unos años, hasta que la situación mejore y pueda volver a tener beneficios.

La hiena, que siempre había tenido los ahorros del castor a buen recaudo en su banco y que empleaba para los negocios del banco y para que el banco obtuviese beneficios, le contestó.

- Eso que me planteas es imposible, si pierdes dinero, ¿como me lo vas a devolver?

- Pero la situación es temporal, no es culpa mía, es la economía general la que causa mis perdidas. Esto pasará, y con ese dinero no tendré que despedir a mis empleados.

Después de acompañar al castor hasta la puerta, lamentando mucho no poder ayudarlo, cerró su banco y se fue ver al rey, al Rey León.

- Majestad, mis ingresos han disminuido mucho y aunque he disminuido también mis gastos estos son ahora algo mayores que el dinero que gano así que necesitaría un pequeño préstamo que me cubriese esa diferencia durante unos años, hasta que la situación mejore y pueda volver a tener beneficios.

El Rey León que no estaba ingresando suficiente dinero por los impuestos debido a que la gente no tenía dinero para pagarlos, y que se veía obligado a pedir dinero prestado a buitres extranjeros, le contestó.

- Eso que me planteas es imposible, si pierdes dinero, ¿como me lo vas a devolver?

- Pero la situación es temporal, no es culpa mía, es la economía general la que causa mis perdidas. Esto pasará, y con ese dinero no tendré que despedir a mis empleados.

El Rey se miró las manos y afiladas uñas aparecieron de repente. Miró su cofre del tesoro para gastos reales bastante vacío y miró a su hiena con gesto de lastima.

- Creo que llevas un peso muy grande sobre tus hombros.

El rey pasó su poderoso brazo por el hombro de la hiena y la acompaño hasta la puerta del fondo de la sala.
Después de cortarle la cabeza a la hiena estúpida, el Rey León nombró a otra hiena en su lugar.

Al día siguiente esta nueva hiena recibía en su despacho a la trabajadora cigüeña, dueña de un sencillo pero prospero negocio y esta le explicaba sus planes para salir del apuro en que se encontraba.

- Mire usted señora nueva directora hiena, mis ingresos han disminuido mucho y aunque he disminuido también mis gastos, estos son ahora algo mayores que el dinero que gano, así que he pensado que necesitaría un préstamo que cubriese la suposición, que nunca se va a dar, de que dejase de ingresar dinero durante unos años, hasta que la situación mejore y pueda volver a tener beneficios. Como el préstamo será mayor que la verdadera cantidad que necesitaré nunca estaré apretada de dinero y podré seguir invirtiendo en mi negocio y aumentando el número de trabajadores que necesitaré.

La hiena, nueva directora de un banco que siempre había tenido en depósito los ahorros de la cigüeña y que empleaba para los negocios del banco y para que el banco obtuviese beneficios, le contestó.

- Eso que me planteas es imposible, si pierdes dinero, ¿como me lo vas a devolver?

- Pero la situación es temporal, no es culpa mía es la economía general la que causa mis perdidas. Esto pasará, y con ese dinero no tendré que despedir a mis empleados, y podré contratar otros nuevos.

Después de echar a la cigüeña, lamentando mucho no poder ayudarla, cerró su banco y se fue ver al rey, al Rey León.

- Majestad, mis ingresos han disminuido mucho y aunque he disminuido también mis gastos, estos son ahora algo mayores que el dinero que gano así que he pensado que necesitaría un préstamo que cubriese la suposición, que nunca se va a dar, de que dejase de ingresar dinero durante unos años, hasta que la situación mejore y pueda volver a tener beneficios. Como el préstamo será mayor que la verdadera cantidad que necesitaré nunca estaré apretada de dinero y podré seguir invirtiendo en mi negocio y aumentando el número de trabajadores que necesitaré.

Después de escuchar a la hiena, el Rey León suspiró por que está hiena nueva era aún peor que la anterior. Se puso su abrigo de armiño, ya raído, se fue a ver a los buitres extranjeros que le prestaban el dinero y les propuso la solución que su nueva hiena nacional le había propuesto a él. Estos aceptaron su propuesta, encantados.

- Nos parece bien la solución. Hubiera bastado con que os prestásemos el dinero que cubriese la diferencia entre lo que ganáis y lo que gastáis pero si os prestamos una cantidad similar a la que gastáis por si acaso no ganáis nada mayor es la cantidad que os tenemos que prestar y por tanto mayor nuestro beneficio.

El Rey León volvió a su país con carro lleno de oro que llevó su hiena para que rellenase el banco.


Desde la lejanía a ese pequeño país en un lejano planeta de la lejana galaxia Waltdisney los humanos nos hacemos un montón de preguntas.

Si las hienas no son más listas que las cigüeñas y los castores, ¿por qué se van a su casa con los bolsillos llenos mientras cigüeñas y castores se arruinan?

Si las soluciones son buenas para las hienas, ¿por que no lo son para castores y cigüeñas?

Si las hienas disponen del dinero de cigüeñas y castores para sus negocios, ¿por qué cuando castores y cigüeñas van a pedirles dinero prestado las arcas están vacías?

1 comentario:

  1. Porque las hienas no tienen corazón. ¡Maldita crisis, sí! y malditos políticos incompetentes.

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